Hemos elegido alguno de los juicios más representativos que reflejan la justicia real o mitológica en el arte.
Vamos a mostrar algunas de las obras pictóricas que representan como tema central un juicio.
El Juicio Final (Miguel Ángel)
El Juicio Final es la visión religiosa del fin del mundo o fin de los tiempos. Se concibe como un juicio que decidirá el destino final de cada uno de nosotros para toda la eternidad.
Es el mural realizado al fresco por Miguel Ángel para decorar el ábside de la Capilla Sixtina. El hecho de que muchos de los personajes apareciesen desnudos y con posturas «poco decentes», escandalizó a parte de la Iglesia. Por este motivo, Biaggio de Cesena. cubrió las ·indecencias·, lo que produjo un enorme enfado por parte de Miguel Ángel, Como castigo, dibujó en la parte inferior derecha de la escena, a la entrada de los infiernos, a Minos, el rey del Infierno, desnudo, con orejas de burro, una serpiente enroscada a su cuerpo y con los rasgos faciales de Biaggio de Cesana.
El juicio de Salomón (Giorgione)
Se narra en el Libro I de los Reyes (3: 16-28), y describe el recurso que utilizó Salomón, rey de Israel, para averiguar la verdad en un caso judicial que se le presentaba: la disputa entre dos mujeres, el hijo de una de las cuales había muerto; ambas decían ser la madre del niño vivo. La decisión de Salomón fue la de cortar al niño en dos y dar una mitad a cada una de las madres.
En el cuadro, se muestra a Salomón, rey de los judíos, en el trono, con los dignatarios de la corte y dos mujeres a sus pies. Detrás de los personajes se encuentran dos grandes robles que dividen el cuadro en dos partes.
La pintura manifiesta algunos rasgos propios del autor, como la ropa lujosa, reflejo del modo de vida burgués y los contrastes de luces y sombras.
Auto de fé en la Plaza Mayor de Madrid (Francisco Rizi)
El auto de fe era un acto público organizado por la Inquisición española en el que los condenados por el tribunal abjuraban de sus pecados y mostraban su arrepentimiento para que sirvieran de lección a todos los fieles que se habían congregado en la plaza pública o en la iglesia donde se celebraba y a quienes se invitaba también a que proclamaran solemnemente su adhesión a la fe católica.
Éste era el sentido del auto de fe, en el que, en contra de lo que suele creerse, no se ejecutaba a nadie, sino que los condenados a muerte -los relapsos (reincidentes)— eran relajados al brazo secular, es decir, entregados a los tribunales reales que eran los encargados de pronunciar la sentencia de muerte . El auto de fe que se realizaba discretamente en las dependencias de la Inquisición se llamaba autillo.
El Auto de fe del 30 de junio de 1680, en la plaza Mayor de Madrid proporciona una de las imágenes más espectaculares de la España barroca, que se ha asociado con la visión negra de la decadencia hispánica.
Asistió Carlos II en compañía de su reciente esposa, María Luisa de Orleans, y de la reina madre, Mariana de Austria, junto con la flor y nata de la sociedad madrileña.
Friné ante el areópago (Jean-Léon Gérôme)
Friné fue acusada de impiedad, un delito muy grave en Grecia (recuérdese que fue el delito por el que se sentenció a muerte a Sócrates), debido a su continua comparación de su belleza con la de la diosa Afrodita. En efecto, Friné era la modelo de los escultores para representar a la diosa del amor, fertilidad y belleza femenina (se considera que la escultura llamada la Venus de Cnido es una representación de Friné). Otra de las graves acusaciones que sobre Friné pesaban era la de haber violado el secreto de los Misterios eleusinos.
Por petición de Praxíteles, durante el juicio fue defendida por el orador Hipérides. Hipérides fue incapaz de convencer a los jueces con su discurso, así que, como último recurso, recurrió al amor (en griego: Eros, o acaso φιλíα) y a la belleza e hizo desnudarse a Friné ante los jueces, convenciéndoles de que no se podía privar al mundo de tal belleza, la cual era un monumento vivo a la diosa. Con esta estrategia, consiguió conmover a los jueces, quienes la absolvieron de manera unánime.
La muerte de Sócrates, (Jacques-Louis David)
El juicio de Sócrates se refiere al juicio y posterior ejecución del filósofo ateniense Sócrates en 399 a. C. Sócrates fue enjuiciado y condenado a muerte por los tribunales del gobierno democrático de Atenas, bajo el cargo de corromper a los jóvenes y falta de creencia en los dioses.
Dos de los contemporáneos de Sócrates (Platón y Jenofonte) describieron el juicio, uno de los más famosos de la Antigüedad.
Los amigos de Socrates facilitaron su huida, pero el prefirió asumir la pena. Antes de ser ejecutado bebió una copa de cicuta, siguiendo el procedimiento habitual de ejecución en Atenas.
(Seguro que se os ocurren muchos más) 🙂
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