No cabe duda de que para un abogado es fundamental controlar las claves de un alegato eficaz a fin de valorar las pruebas practicadas, refutar el planteamiento de la contraparte, impugnar sus argumentos y llevar a cabo una correcta y concreta exposición jurídica de sus pretensiones con base en la legislación y jurisprudencia aplicable.
Y todo ello sin olvidar que debemos tratar de convencer y persuadir al Juzgador para dictar una resolución favorable a los intereses de nuestro cliente.
¿Y qué estructura tenemos que seguir? Facilitemos algunos consejos prácticos
– Debemos ejercitar la agilidad mental, pero en ningún caso hay que confiarlo todo a la improvisación y a las “tablas”. Esto solo puede generar tensión innecesaria y una incorrecta estructuración del alegato.
– Totalmente desaconsejado memorizar el guion o instructa, es imposible conocer con exactitud todo lo que va a ocurrir en el desarrollo de la vista, por tanto, trabajemos en la elaboración de un buen esquema que nos sirva de apoyo e incluya el estudio del asunto en profundidad (hechos) y de las normas procesales y sustantivas de aplicación. Ello no evita que trabajamos en la elaboración de un buen guion que recoja la preparación del caso.
Podéis ver mi artículo sobre cómo elaborar una instructa en un juicio verbal.
– La comunicación en Sala se lleva a cabo a través de un lenguaje verbal y no verbal, sin olvidar los elementos paralingüísticos. Por tanto, desde que se accede a su interior hay que despertar interés en quien ha de escucharnos; por ello es igual de importante cuidar y trabajar la entonación de la voz como la postura del abogado en el estrado.
Preparación del cliente
1. Explicación y ejemplificación de lo que sucederá en Sala, desde el momento mismo en que nos dan entrada a la misma.
2. Enfoque de su interrogatorio, en el supuesto de que se haya solicitado por la contraparte.
3. Atendamos al aspecto exterior del cliente, por si hay que hacerle alguna recomendación al respecto.
4. Cuidar las normas de cortesía.
Podéis ver mi artículo: Algunas técnicas sobre el interrogatorio de testigos
Acceso a la sala de vistas
1. Controlemos dónde tenemos que sentarnos. Este detalle también puede ser fuente de tensiones fácilmente evitables. Tampoco hay necesidad de que accedamos los primeros.
2. Empaticemos con el juzgador. Una actitud educada, suave y amable puede ayudar.
3. Mientras nos sentamos en el estrado, coloquemos de forma cómoda el expediente judicial. Nos ayudará a controlar el espacio.
Comportamiento del abogado durante el juicio
1. Comencemos siempre nuestras intervenciones con frases como, “con la venia, Señoría…” o “con el debido respeto, Señoría…”.
2. Interrogatorios; toda actuación del abogado debe estar interrelacionada, por lo que es fundamental realizar una escucha activa durante todo el acto del juicio. Evitemos repetir preguntas ya formuladas por las otras partes, evitando las llamadas de atención del Juez y, en consecuencia, la pérdida de concentración.
3. Siguiendo con el interrogatorio, si las preguntas formuladas a un testigo han resultado conciso en relación a hechos que no favorecen a nuestra parte, no volvamos a formular preguntas relacionadas con estos puntos.
4. Sinteticemos el alegato lo máximo posible, teniendo claros nuestros objetivos de defensa; para ello, resulta esencial llamar la atención del juez mediante palabras clave para ese fin, cuidando la entonación y la enfatización.
5. Evitemos aquellas posturas que pueden generar en el Tribunal desconfianza sobre lo que estamos transmitiendo, o que reflejan cierta inseguridad en nuestras palabras: sentarnos en el borde de la silla, balancear la misma mientras hablamos, esconder las manos debajo de la mesa, tocarnos el pelo en repetidas ocasiones, cruzar los dedos de las manos, etc.
6. Tenemos que procurar mantener cierta inclinación hacia delante, colocando los brazos apoyados sobre la mesa.
Una última llamada de atención importante; el abogado debe tener suma cautela antes de comenzar la intervención en el alegato final, teniendo en consideración la actitud que el Juzgador ha tenido durante el desarrollo del juicio, así como el tiempo que ha durado este y, por último, la hora en la que el mismo tiene lugar, de cara a dotar de mayor brevedad y concisión a nuestro alegato.
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