Las palabras apoyan los gestos y no al revés, como comúnmente se piensa. No olvidemos que la mayor parte de la información que transmitimos es no verbal y debemos saber cómo controlarla.
Con carácter general, los gestos regresivos evocan desinterés, desconfianza, escasa sociabilidad e interacción. Podemos citar como ejemplos de este tipo de gestos sentarse con el cuerpo echado hacia atrás, brazos y manos detrás de la espalda, piernas agarradas a los pies de la silla, etc.
En cambio, los gestos avanzados, tales como sentarse con los brazos sobre la mesa hacia adelante, mostrando los brazos y manos y piernas avanzadas, indican confianza, seguridad, sociabilidad y buena posición de interacción con el interlocutor
No nos cansaremos de repetir que el lenguaje no verbal condiciona lo que decimos y cómo lo decimos, por lo que una adecuada utilización de nuestros gestos en Sala puede facilitar y mejorar un buen discurso.
Como norma general, no debemos esconder las manos debajo de la mesa, situar la vista baja, evitar las piernas cruzadas y tumbarse en la silla. Es conveniente, por tanto, posicionar los brazos encima de la mesa y gesticular con las manos en posición abierta.
Debemos cuidar nuestra imagen personal, limpieza y vestimenta adecuada (evitemos llamar la atención del juez). Cuando entremos en Sala, saludaremos al juez y demás intervinientes con educación y cordialidad. Lo más conveniente es andar de forma confiada, ni muy rápido ni muy lento, y con la vista hacia delante.
Al sentarnos, posicionaremos sobre la mesa nuestra documentación o dispositivo, de forma pausada y segura, sin precipitación; seguidamente, los colocaremos ordenadamente. Ello nos ayudará también a reducir nuestra ansiedad y a controlar el espacio.
Muchos juristas recurrimos a objetos, por ejemplo un bolígrafo, para ganar confianza y reducir el miedo escénico. El hecho de estar en contacto con un objeto alivia tensiones, si bien es cierto, atendiendo a los estudios de LNV, que los objetos distraen la atención llevando la mirada de nuestros receptores hacia ellos y no tanto en nuestros gestos o en lo que decimos. Un anillo estridente, por citar algún ejemplo, activa la atención de los componentes del juicio hacia dicho objeto, alterando la coherencia comunicativa.
La mirada es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en la interacción no verbal.
Si queremos llamar la atención al Juez, es conveniente dirigir la mirada hacia su posición. La mirada nunca debe ser amenazante ni agresiva.
Esa llamada de atención irá acompañada por un cambio de tono en el discurso oral y un direccionamiento del gesto con las manos.
Se debe tener en cuenta que la mano dirige la atención en el oyente. Si nos tocamos la oreja la atención visual se centrará en ese órgano. Si estamos refiriéndonos a un testigo y enfocamos nuestras manos hacia esa persona, los miembros del tribunal enfocarán su mirada de forma inmediata hacia él.
Las manos han de estar siempre a la vista encima del estrado, con los hombros erguidos. No crucemos nunca los brazos. Fijemos la mirada en nuestros interlocutores y mantengámosla cuando nos miren.
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Excelente tema. Muchas gracias por la informacion. Saludos y Dios les Bendiga.
Muchas gracias Esther,
Nos alegramos que te haya gustado el artículo.
Un artículo muy interesante y, sobre todo necesario, ya que los abogados, muchas veces no prestamos suficiente atención al lenguaje no verbal. Aunque desde luego que es un aspecto susceptible de mejora, a veces nos puede resultar complicado forzar determinadas posiciones o movimientos. Creo que una forma de conseguir un lenguaje corporal correcto es mediante la preparación de asunto y el convencimiento sobre el mismo. Al creer lo que defendemos, las emociones positivas suelen hacer que nuestro lenguaje corporal hable por nosotros de forma espontánea y nos ayude en la transmisión del mensaje.
Lo que apuntas de la mirada hacia el juez es clave. Según mi experiencia, he detectado como los abogados, en fase de conclusiones, en ocasiones, dirigimos la mirada al adversario y en lugar de hacerlo hacia juez. Esto es error, ya que a quien debemos convencer es al juez y no al compañero.
Enhorabuena por el artículo.
Un saludo
Esther Pérez